Cupido me dijo a mí

 

que no me malbaratara

 

que primero andara el mundo

 

y después que me casara.

 

 

 

Cupido, rey del amor

 

quitarme la vida trata:

 

no puede ser buen pastor

 

el que a sus ovejas mata.

 

 

 

Yo le pregunté a Cupido:

 

¿Cómo enamoro a la reina?

 

y me contestó afligido:

 

con dinero y no con señas.

 

 

 

Vengo del campo florido

 

ahora acabo de llegar

 

que si no me has conocido

 

soy el que te va a pescar

 

con el arpón de Cupido.

 

Yo vide un barco correr

donde los enguarnecidos

y vide que dentro de él

llevaban al dios Cupido

preso por una mujer.

 

 

Licencia yo no he pedido

pero la voy a pedir,

como soy tan atrevido

hago que te he de seguir

con el arpón de Cupido.

 

Yo tenía mi cupidito

vestido con seda china,

y me dijo el pobrecito:

-No cantes que me lastimas

mi pobre corazoncito.

 

Cupido fue mi maestro

el que me enseñó a leer,

con un papel en la mano

como lo pude saber

me la dieron de escribano

de una ladina mujer.

 

Cupido como traidor

quitarme la vida trata,

sólo le pido un favor:

que la daga sea de plata

para morirme de amor

en los brazos de mi chata.

 

Cupido como anda en coche

nomás se la echa de lado

y le dice a la del broche:

señorita, se han errado

yo soy el mismo de anoche

nomás que ando revolcado.

 

Yo le pregunté a Cupido

por las reglas de Birján

y me respondió afligido:

-¡Ay, tiempos, cómo se van

que cuando a uno ven perdido

ni los buenos días le dan!

 

En la medianía del mar

le dijo Cupido a Venus:

ya viste relampaguear

ahora te faltan los truenos,

del diablo te escaparás

pero de mí lo veremos.

 

 

Yo vidé al niño Cupido

 

en una nube azuleja

 

y como estaba dormido

 

dormido me dio sus queja:

 

“para qué vivir engreído

 

de darle el corte a la oreja”.

 

 

Ya con ésta me despido

ya me voy a retirar,

se va tu negro escogido

no pudiste contestar

con el arpón de Cupido.